jueves, 31 de octubre de 2013

El incidente.

31/10/1967

El incidente que tuvimos el otro día no fue más que una advertencia de lo que nos puede pasar. Es bastante difícil mantener la calma en estos momentos. La vida pasa por delante tuya en un segundo. Ese segundo es el que marca si estás vivo o muerto.

Hace tiempo que no sé nada de mis amigos que vinieron conmigo desde Ogden. Están en otra compañía, lejos de la mía, dos días después de llegar aquí nos separaron. Quizás los mandos, no sepan que Cameron y yo somos familia, pero de momento no nos han separado. La verdad es que desde que llegamos al campamento no hemos parado. Todavía no hemos tenido ningún día libre, y parece ser que eso tardará en llegar.

En esta ocasión tenemos otra nueva misión que es la de buscar al Vietcong donde quiera que se encuentre. Y para ello nos reunieron en la explanada, cerca de donde se encuentran los helicópteros para explicarnos en que consiste la misión de hoy.

Parece ser que como la vez anterior hay actividad del Vietcong en poblados. Se esconden entre los campesinos. Incluso los propios miembros del movimiento Vietcong obligan a estos campesinos a ser alistados bajo amenazas y torturas.

Pero mi pregunta es ¿como vamos a diferenciar los campesinos del Vietcong? La respuesta es interrogar y observar. Por una parte estos campesinos tienen al Vietcong detrás amenazando y a nosotros los Americanos interrogando. Muchas veces confundir a un campesino por un Vietcong es algo habitual.

Los helicópteros están preparados para partir, todos estamos dispuestos. Nuestro nuevo destino es Chu dang ya. El viaje fue corto apenas duró 15 minutos. Mientras sobrevolábamos la provincia de Gia lay no hubo actividad hostil. El descenso lo hicimos sin problemas. Al aterrizar un grupo de 20 marines entre ellos yo, nos dirigimos hasta Chu dang ya. Al salir de la espesa maleza había un camino de tierra y como a 1 km se veía el pueblo. 10 marines por una lado de la carretera y otros 10 por el otro, en fila. Chu dang ya, había sido reconocido hacía 6 meses y no se encontró actividad enemiga.

Al llevar como unos 10 minutos andando, de lejos vimos como se acercaba corriendo una mujer aproximadamente de unos 20 o 25 años. Parecía gritar algo y a la vez estaba llorando. Todos nos pusimos en alerta, nunca se sabe lo que puede pasar. El teniente Brastow gritó a la chica que se parase. Aquella chica no tenía la intención de parar, gritaba y lloraba. No entendía nuestro idioma. Esta situación tenía mala pinta podía transportar una granada o algún explosivo. 

A primera vista parecía que no transportaba nada. La orden del Teniente Brastow fue la de apuntar a la chica con la intención de que se parara. No se paraba, todos le decíamos que se detuviese pero no entendía nada. De pronto el Teniente disparó su rifle dándole de lleno en la cabeza. La chica cayó desplomada al suelo."No he tenido más remedio, vosotros lo habéis visto no? no he tenido más remedio" decía Brastow mientras se acercaba al cuerpo sin vida de aquella chica.

Al acercarnos a ella comprobamos que no llevaba ningún explosivo, sólo era una simple campesina. Después de 10 minutos, cogimos el cuerpo de aquella chica y lo tiramos al río. Aquella imagen del cadáver de la chica vajando por el río me impactó. Los chicos que estaban junto a mi menos Cameron y De Rico que éramos los novatos, se habían acostumbrado peligrosamente a estos tipos de ejecución. 

Se hacía rara la situación y muchas dudas nos asaltaban. ¿Por qué corría hacia nosotros esa chica? ¿Que trataba de decirnos?  Las respuestas las encontraremos 
ahí adelante, en Chu dang ya.



viernes, 25 de octubre de 2013

Primer contacto.

25/10/1967

Es miércoles por la mañana. Todos estamos montados en los helicópteros para partir. El sol empieza a aparecer por el horizonte. Sólo quedan unos minutos para partir hacia Hòa Phú a unos 25 km de la base. Nuestra misión será la de reconocer el lugar e identificar y buscar al Vietcong una tarea que no será nada fácil. Parece ser que han recibido información de que algunos guerrilleros se encuentran escondidos en el pueblo.

El helicóptero se eleva, rápidamente coge altura, un cosquilleo me recorre todo el cuerpo. En frente de mí mi primo Cameron, haciéndome el símbolo de la victoria con sus manos. Parece feliz y muy seguro de sí mismo. No como yo, que voy bastante asustado, aunque intento no aparentarlo. 

En el mismo helicóptero que nosotros, viajaban el Sargento Maxwell 3 novatos entre ellos yo y 3 o 4 soldados veteranos, uno de ellos el que se sentaba a mi lado, Thomas Perkins notó mi nerviosismo al instante. Miró mi nombre en mi uniforme y me dijo: -eh Mclearn, ¿es tu primera misión? a lo que yo contesté: si, ¿tanto se nota? Perkins empezó a reírse tímidamente, pegó una calada a un cigarro y me dijo: reconocería a un novato con los ojos vendados, pero tranquilo, así estaba yo también hace 9 meses, es normal, todo es acostumbrarse.

Cuando estábamos apunto de aterrizar, el piloto recibió una orden de cambiar el rumbo e ir a Chu Pah a unos 13 km de Hòa Phú, donde un grupo de unos 16 marines estaban en peligro. Habían sido atacados por el vietcong en una emboscada y habían bajas. De los 5 helicópteros que salieron de Camp Holloway, fuimos desviados a nuestro nuevo destino.

Tardamos 10 minutos en llegar, desde el aire veíamos la lucha que se estaba produciendo contra el Vietcong. Era un sitio con una espesa vegetación, el soldado que estaba en la ametralladora empezó a disparar. El helicóptero empezó a descender, de repente nos empezaron a disparar, yo no sabía que hacer, nos agachamos, el sonido de la ametralladora era ensordecedor, notaba como las balas impactaban en el helicóptero, creía que nos íbamos a estrellar, ¡baja ya! gritaban todos. 

Por fin tocamos suelo, ¡fuera, fuera¡ gritó el Sargento Maxwell, pude observar como mi primo Cameron salió el primero del helicóptero, yo estaba totalmente paralizado, tras unos segundos salí del aparato corriendo detrás de mis compañeros, se escuchaban disparos por todos lados. Tras correr como unos 10 metros alguien gritó:-¡ al suelo, al suelo! 



Desde el suelo no veía una mierda, estaba todo lleno de vegetación que me llegaba hasta la cintura. Vi como una gran roca a mi derecha donde había como un claro, me propuse llegar hasta allí. Los disparos no cesaban, en un momento de valentía me incorporé y conseguí llegar hasta aquella roca. Me parapeté detrás de ella. Desde esa posición si que podía divisar a aquellos enanos vietnamitas. Disparé contra uno de ellos pero el resultado fue infructuoso. La roca recibía impactos de bala continuamente.

 Escuchaba gritos de auxilio por parte de mis compañeros, pero no podía ni asomar el casco. Así estuve como 5 minutos hasta que poco a poco cesaron los disparos. Me incorporé, el combate había finalizado, busqué a Cameron, no lo veía, empezaba a ponerme nervioso, hasta que por fin apareció sano y salvo. No podía decir lo mismo de alguno de mis compañeros. Tumbados en el suelo con impactos de bala por todo el cuerpo algunos tenían balazos en la cara, otros tenían desmembrados partes del cuerpo. La impresión fue tal que tuve que vomitar. Eran chicos de nuestra edad cuyos cuerpos estaban ahí tirados en el suelo, muertos. ¡Dios mio que masacre! 

Los cuerpos muertos de los vietnamitas no estaban mejor, tenían impactos de bala en la cabeza y tórax. También pude observar los miembros desmembrados de aquella gente por el suelo. De los 16 marines que fueron atacados murieron 9 y 4 heridos, no pudimos hacer nada por ellos, fue un autentico desastre. 


Por suerte los que íbamos en los 3 helicópteros no sufrimos ninguna baja. Los vietnamitas alcazaron la cifra de 7 muertos y 3 heridos. Estos 3 heridos vietnamitas fueron ejecutados horas después tras no poderles sacar información.

Así es la guerra. 
   


viernes, 18 de octubre de 2013

A la mañana siguiente.

18/10/1967

Eran casi las 5 de la mañana cuando un ruido atronador sonó cerca de nuestro barracón. Rápidamente sonó la alarma y todos salimos fuera. A unos 200 metros nos encontramos con una bola de fuego. ¡Hay que apagar el fuego, rápido! muchos de nosotros cogimos lo que teníamos a mano para apagar aquella bola de fuego que no sabiamos bien que era. Seguidamente dos camiones cisterna vinieron de manera inmediata a apagar el fuego. Nos dijeron que nos apartáramos que podía explotar. Pero explotar ¿el que?. Poco a poco se iba despejando la incógnita.

Se trataba de un Bell UH-1 sanitario con 5 cuerpos calcinados. Parece ser que en el trayecto desde algún punto de la selva fue alcanzado e intentó llegar hasta el campamento sin éxito porque no pudo aterrizar en condiciones muriendo todos los componentes de aquel helicóptero. 

Las ambulancias militares se desplazaban hasta el lugar de los hechos sin nada más que poder hacer por aquellos compañeros. Un olor a carne quemada y chamuscada se colaba por nuestras fosas nasales.

Es la primera vez que veo cuerpos totalmente calcinados y la imagen no es digna de ver. Me quedé muy impresionado al ver aquella imagen del helicóptero totalmente calcinado y a sus ocupantes muertos en su interior.



Ya eran cerca de las 7 de la mañana cuando teníamos que estar formados para recibir ordenes. No sabíamos realmente lo que nos harían hacer. Cameron dijo: -¿crees que entraremos en acción hoy Travis? a lo que yo contesté: -lo más seguro es que sí, no me extrañaría nada que nos mandasen a la selva.

Pero nada de lo que pensábamos ocurrió. Lo primero que tuvimos que hacer fue limpiar el barracón donde dormimos la noche anterior incluido las letrinas, baños, llenas de mierda hasta arriba. Después de eso, nosotros los novatos, los que llevábamos horas en el campamento nos tocaría fabricar otro barracón. Este si sería el nuestro. 

Un simpático teniente nos dijo textualmente: -¡Novatos, tenéis exactamente 8 horas para levantar vuestro barracón, si no lo hacéis en ese periodo de tiempo dormiréis al raso esta noche, y parece ser que lloverá!

Era hora de moverse, todo nuestro grupo estaba formado por novatos y teníamos que hacer nuestra propia casa. Había que darse prisa. Lo de salir a la selva lo dejaremos para más adelante.









viernes, 11 de octubre de 2013

Holloway

11/10/1967

Amanece en Dak Po, provincia de Gia Lai, la noche ha sido demasiada tranquila. Al final no hubo ningún incidente destacable. De los 50 hombres que nos quedamos tirados por culpa del autobús ninguno pudimos dormir. Los nervios, el sonido de alguna que otra bomba, sonidos de metralla a lo lejos y por ser la primera noche en la que estábamos desprotegidos fueron algunos de los factores que impidieron nuestro sueño. Todas nuestros temores desaparecieron cuando a las 6:45 de la mañana apareció un autobús seguido de 2 Jeeps de escolta que nos llevarían a Pleiku. 

Ahora sí, esta sería la definitiva, este nuevo autobús nos llevaría al que sería nuestra casa definitiva en Pleiku, el Campamento Holloway. Pero antes de llegar todavía nos quedaba hora y media de intensas curvas carreteras en mal estado semiasfaltadas con tierra y gravilla que hacía que el autobús no avanzara demasiado rápido.



Al llegar a Pleiku me sorprendió la cantidad de gente que iba en bici y motos, o carromatos extraños o esos enormes sombreros en forma de pico que llevan los Vietnamitas. La gente vende fruta y otros productos en la calle. A nuestro paso un grupo de niños corren a nuestra altura diciendo algo en su idioma.  Supongo que sería para que les diéramos algo. Algunos nativos se nos quedaban mirando, parece que no están muy contentos con nuestra presencia.













Salimos de Pleiku para volver de nuevo a la selva, solo interrumpida por una enorme carretera de grava en linea recta, donde al final se divisa el campamento. Un intenso ir y venir de vehículos militares nos da la bienvenida. 

Llegamos a la entrada del campamento donde tras una breve inspección de papeles por parte de la policía militar, nos dejan entrar a esta enorme base. Este campamento que ha nacido de arrebatarle a la selva su vegetación y arbolado. Los helicópteros van y vienen transportando soldados. Por fin el autobús se detiene en frente de nuestras nuevas casas.

Al bajar del autobús los soldados que llevan más tiempo se les oye decir entre risas cosas como ¡más novatos para la guerra! ¡Carne fresca! ¡lo que os espera!

Sea como sea aquí estamos, no podemos volver atrás, ahora toca mira hacia delante, pero con la incertidumbre de un futuro incierto.


viernes, 4 de octubre de 2013

Campamento Improvisado.

04/10/1967

Después de desembarcar, rápidamente nos dirigimos a los autobuses. Estos autobuses de los años 30 y 40 nos llevarían a Pleiku. Otras 3 horas más de viaje insufrible nos espera hasta llegar a nuestro destino. Eso supuestamente tendría que ser así. Pero por cosas del destino tuvimos un pequeño incidente con el autobús. Calculo que llevábamos hora y media de viaje, aproximadamente la mitad del camino. En dirección a Pleiku vamos 4 autobuses llenos de soldados. En el nuestro alguno que otro no le quedaba más remedio que ir de pie turnandose con quien amablemente le cedía su asiento.


 Por alguna extraña razón nuestro bus se alejaba poco a poco de los demás, parecía como si le costase empujar. El conductor era un Vietnamita, hablaba perfectamente nuestro idioma, ya había hecho mas viajes anteriormente. Las altas temperaturas y el estado pésimo de las carreteras era un gran obstáculo para este viejo autobús de 1947.

El Teniente Craiwer que va sentado delante, al lado del conductor se empezaba a impacientar. Le pedía explicaciones de porqué aquel autobús de mierda perdía fuerza de manera alarmante. El conductor señalaba el panel de control, parecía que la aguja de la temperatura estaba subiendo rápidamente. ¡Genial! aquel autobús moriría en breve.

Los chicos empezaron a gritar diciendo que salía humo del motor. Todos miramos hacia atrás, no se veía absolutamente nada solo una intensa niebla de humo. El autobús se detuvo en una orilla de la carretera, si a esto se le puede llamar carretera.

El jodido autobús se había calentado de forma excesiva. Perdía agua por todas partes. El teniente gritó, ¡todo el mundo abajo! El conductor vietnamita corrió hacia la parte de atrás y empezó a hablar en su idioma con las manos en la cabeza. Estaba claro que con aquel autobús no llegaríamos a Pleiku. 

Después de unos 15 minutos de conversación por la radio, en Teniente sentencia. Hasta mañana no pueden traernos otro autobús tendremos que acampar aquí. Una mirada a nuestro alrededor y solo veíamos campos de arrozales a los 2 lados de la carretera, ¿donde se supone que vamos a acampar?. 

-Bien coger vuestro equipo, iremos al final de ese arrozal, parece que hay un claro, allí acamparemos. Dijo el Teniente. Estábamos en medio de nada a unos 2 km de Dak Po. Rápidamente me subió algo por el cuerpo desde los pies hasta la nuca,una mala sensación. Recordé las trampas que podía poner el Vietcong.

Aquel Teniente me daba mala espina, era más joven que el Sargento Galizia. Parecía nervioso y algo dubitativo. Espero que tenga experiencia, si no estamos jodidos. Nos dirigimos al campo de arrozales. Uno detrás de otro. Todos novatos mirando al suelo como si se fuera abrir ante nosotros avanzabamos poco a poco. Por fin llegamos al claro sin consecuencias. A unos 500 metros se encontraba el conductor Vietnamita con su autobús. Él no quiso acompañarnos.

Apenas quedan 2 horas para que sea completamente de noche, tenemos que estar listos en un breve periodo de tiempo haciendo guardias. Cada 30 minutos el teniente hablaba con el cuerpo de mando en Pleiku. Se le oía decir que éramos un blanco fácil y que esperaba que no pasara nada esa noche. Yo también lo espero, llevamos menos de 24 horas en Vietnam y las cosas se complican. El conductor del autobús no me inspiraba gran confianza, ¿podía estar con el Vietcong? 

Esta preciosa noche de Octubre de 1967, es la primera noche que el cielo iluminado de estrellas de Vietnam nos arropa.