08/11/1967
Es tarde, muy tarde. El incidente con aquella campesina nos hizo perder mucho tiempo. Brastow, nuestro Teniente que hoy está al mando muestra su nerviosismo. Ha recibido presiones para que encuentre al Vietcong ¡quieren resultados cueste lo que cueste. Puede ser que esta ocasión paguen justos por pecadores. Sigo con mis dudas de como se puede diferenciar a un campesino de un rebelde vietnamita.
Cuando estábamos a punto de llegar a Chu dang ya hubo un poco de revuelo. Los niños vietnamitas corrían hacia dentro del poblado. Algo que podría ser sospechoso. El Teniente Brastow ordenó que aligeráramos la marcha. Estamos dentro de aquella especie de pueblo con casas hechas de madera y paja. Habían bastantes personas mayores, algunas nos decían cosas. En esta ocasión no llevamos traductor. Tendremos que hacernos entender a base de signos y con la palabra clave y universal "Vietcong".
Hay como unas 25 o 30 chabolas de madera y paja. Nuestra misión es registrarlas todas en busca de cualquier indicio que nos pudiera conducir al Vietcong. Nos dividimos en grupos de cuatro para registrar las chabolas. Teníamos prisa, rápidamente nos metimos en una, con cuidado abrimos la puerta de una chabola. Yo entré primero. Una abuela sin dientes y aparentemente cabreada se dirigió hacia a mi diciéndome cosas en vietnamita que yo no entendía. Como no le hacia ni caso empezó a darme puñetazos, intenté apartarla de mi pero ni por esas. De una habitación salió una mujer, supongo que sería su hija. Esta intentó apartarla de nosotros.
De rico y yo empezamos a remover cosas, abrir cajones, buscar por las habitaciones. Mientras nuestro compañero Miller que era veterano, empezó a preguntar a las mujeres por el Vietcong. La abuela se enfuerecia mas y mas, no paraba de gritar.¡Cállate abuela! gritaba Miller. Ross que también era veterano se puso nervioso y le pegó con la culata del rifle en la cara de aquella señora. Cayó redonda al suelo, sangrando abundantemente. La otra mujer empezó a recriminar la acción a Ross, este la empujó y la tiró al suelo.
Seguimos registrando la casa sin éxito. Salimos al exterior, habían algunos niños jugando en la calle totalmente ajenos a lo que se estaba produciendo. Nos tomamos un descanso, De Rico sacó un paquete de cigarros, me ofreció uno, yo se lo cogí, me lo metí en la boca y lo encendí. De Rico hizo lo propio con su cigarro cuando terminó de darle la primera calada escuché un sonido como si fuera un látigo. Era un disparo, la sangre me salpicaba. Giré la cabeza y vi como caía al suelo De Rico con un disparo en el cuello.
¡Dios mío! grité, De Rico empezaba a desangrarse, salía sangre a borbotones yo intentaba taponarle la herida pero era imposible no paraba de sangrar. La sangre inundaba todo su uniforme y mis manos. Miller y Ross fueron en nuestra ayuda. De Rico empezó a murmurar y a decir cosas inconexas, nada pude hacer por él, murió a los pocos minutos. Los otros 16 marines vinieron rápidamente. ¡Que mierda ha pasado! dijo el Teniente Brastow. Esto ha sido un francotirador dijo otro compañero.
Fuera lo que fuera había visto en directo y en primera persona como moría un compañero mio en mis manos. Esto me marcará para toda la vida.
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