viernes, 6 de septiembre de 2013

Saludando a la bandera.

06/09/1967 

El gran día. La ceremonia de graduación, es el último paso antes de irnos a Vietnam. ¡Como pasa el tiempo!. Estos dos meses se me han pasado rapidísimos. La noche pasada fue difícil conciliar el sueño. Los nervios me lo impidieron. En este día todo tiene que salir bien, nada puede fallar. Es nuestro día. Hace unos días pude hablar con mi madre. Me dijo que harían todo lo posible por estar ahí. Para mí es tan importante.

Aparte de ser hoy la ceremonia de graduación, es también el último día en Fort Lewis, el sitio que para bien o para mal nos ha acogido durante estos dos meses. Poco tiempo tenemos para estar con nuestros familiares. Mañana por la tarde nos tenemos que presentar otra vez en este sitio para irnos a Vietnam. Cogeremos un avión hasta Da nang y desde allí a Pleiku. Será un viaje muy largo. Estamos a horas de meternos en esta guerra por la que tanto nos hemos estado entrenando. Pero será otra historia porque lo que toca hoy es saludar a la bandera de manera especial.

Eran cerca de las cinco de la mañana cuando ya tenia los ojos abiertos como platos. El tumulto y murmullo del barracón hacía evidente que hoy no iba a ser un día normal. Se encienden las luces media hora antes de lo habitual. Comenzamos a vestirnos. Hoy estrenamos uniforme nuevo. El Sargento Galizia hace acto de aparición y a la voz de a la ¡puta carrera! nos da los buenos días. Rápidamente vaciamos todas nuestras taquillas y las metemos en nuestro petate. No tiene que quedar nada. Dejaremos este barracón vacío de momento en cinco días estará ocupado de nuevo por otros chicos como nosotros y así sucesivamente hasta que esta guerra pare.

Sentados sobre nuestros petates recién desayunados y vestidos de bonito esperamos la orden de formar para irnos a la esplanada que se encuentra como a 500 metros de nuestros barracones. El Sargento se acerca, todos de repente nos levantamos. 

-¡A formar! El Sargento se quedó unos segundos observándonos. Bien nenas, hoy es vuestro gran día. Habéis hecho un gran esfuerzo para llegar hasta aquí. Mi mayor deseo es que volváis todos a casa pero os mentiría si os dijera que todos volveréis vivos. Algunos de vosotros no lo logrará, tendréis que vivir con ello. Hay que aceptar la muerte como parte de la vida-. Todos nos miramos. 

Seguidamente continuó diciendo:-Hemos estado ensayando este día durante las 3 últimas semanas. No quiero ningún jodido fallo. Si hacéis cualquier cagada, estaréis comiendo mierda a base de bien durante un año porque gracias a mi ayuda os putearan un poco más en Vietnam y creerme va en serio capullos-.

¿Está claro?  ¡Sí, señor!

No hay vuelta atrás allá vamos.  Una gran emoción me invade. Todos los chicos alardean de como les queda el uniforme. Estamos contentos, hoy veremos a nuestras familias, novias después de dos meses sin ver a nadie del exterior. Nos dirigimos a la gran explanada. De camino intento observar si veo a mi familia pero es imposible hay mucha gente y no puedo girar la cabeza totalmente.
A nuestra llegada al punto de inicio se nos unen otros chicos que también se gradúan hoy. La banda del ejercito toca el himno de nuestra gran nación. Escuchar tu himno es muy emocionante.

Empezamos a desfilar, intento de nuevo la búsqueda de mi familia, Cameron que está detrás mio me pregunta si veo a alguien, pero la búsqueda es infructuosa. El acto está saliendo bien, ahora el General Troiyun pronunciará unas palabras.

-Hoy, es un gran día, es el día en el que estos soldados pasan a ser oficialmente Marines. Estos Marines, empezarán un nuevo ciclo que marcará sus vidas para siempre. Irán a Vietnam a combatir hoy para que Vietnam pueda vivir en paz mañana. Estados Unidos esta viviendo unos tiempos difícil, pero juntos saldremos adelante. El pueblo americano os quiere y os apoya, no estáis solos. Os deseamos de todo corazón que tengáis suerte y que volváis a casa pronto. ¡Rompan filas!-

En este momento todos corrían donde estaban sus familiares.Tras unos minutos de confusión miré y miré pero no conseguía encontrar a mi familia. De repente Cameron dijo: -¡Travis mira, ahí vienen! Sí, mis hermanos venían corriendo, detrás, mis padres. -¡Oh, Travis, hijo!. dijo mi madre. Los cinco nos juntamos en un intenso y emocionante abrazo. A mis padres se les caían las lágrimas de alegría. Cameron también estaba envuelto en un efusivo abrazo.

Hoy ha sido un día emocionante, un día que no olvidaré nunca. Quizá el mejor día de mi vida. 



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