viernes, 27 de septiembre de 2013

Hola, Vietnam.

27/09/1967

Por fin, después de un viaje bastante angustioso, donde hemos hemos tenido que aguantar vomitos, diarreas, mareos... y donde solo se veía agua y más agua llegamos a Vietnam. Concretamente a la bahía de Qui Nhon, donde tenemos que realizar un desembarco parecido al de normandia. El clima es distinto al de Estados Unidos. Llevamos notando desde hace ya unos 6 días que hace más calor, debe ser por la humedad. Es un calor que aunque estés sentado sin hacer nada estás sudando. Es bastante molesto.

El Capitán Drew, nos reunió a todos y nos explicó que lo que haríamos en unos instantes. Básicamente se trata de desembarcar en lanchas anfibias en las playas de Qui Nhon. Somos unos 4500 soldados los que estamos aquí. Tras el desembarco nos repartiremos por las bases que hay. Yo sé que tengo que ir a Pleiku al Campamento Holloway. Bastantes soldados a los que fuimos preguntando durante estos quince días de travesía irán a Pleiku. Unos al Campamento Enari, otros irán a Da nang, otros se quedarán en Qui Nhon y Quan Trung.

Ahora mismo estoy viendo las costas de de Qui Nhon, realmente todos estamos asomados viendo este paisaje tan bonito de las playas. En cinco minutos tenemos que estar preparados para entrar en las lanchas anfibias que nos transportarán a la costa. Tenemos todo apunto, el equipo que pesa unos 40 kg va a ser un lastre bastante grande.

Empezamos a subir en las lanchas de forma ordenada. Si miro a las caras de mis compañeros veo risas, gestos de preocupación, caras de enfados, miradas que se pierden en el horizonte. Pero todos deseando empezar a trabajar. 

De pronto el sonido de un avión irrumpe en el cielo despejado de Qui Nhon. No es uno solamente, son cuatro. Todos empezamos a gritar y a aplaudir. Esto nos produjo gran satisfacción. Parecía como si nos dieran la bienvenida.

Esto es a lo que yo llamo estar como unas sardinas en lata. Todos estamos apretados en estas lanchas, suerte que en 10 minutos habremos llegado. La lancha va disminuyendo su velocidad poco a poco, señal de que estamos apunto de llegar. De repente toca tierra, las compuertas se abren poco a poco dejando al descubierto esta inmensa playa desierta, a la cabeza el Sargento Jones y detrás de él un soldado portando la bandera de Estados Unidos. ¡Que emocionante!. Estoy tocando la arena de Vietnam, no me lo creo. Las lanchas van llegando a la playa. 

Me quedé mirando a mi alrededor, era la primera vez en mi vida que veía una playa.Lo que son las cosas, para ver una playa me he tenido que ir a Vietnam.  A lo lejos dejamos el USNS General Walker, el cual después de unos días volverá a casa a recoger a más compañeros.  

Rápidamente nos dan instrucciones, tenemos que salir de la playa de inmediato. Unos autobuses nos esperan. 

Ya estoy aquí, pero todavía no soy consciente de lo que me espera.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Futuro Imperfecto.



18/09/1967

Nadie sabe lo que va a pasar mañana. Nadie sabe cierto donde estará en cuatro o cinco años. Nadie puede predecir el futuro con exactitud. El futuro no saldrá como nosotros queramos que salga. El futuro es imperfecto. 

Yo prefiero el presente, es el tiempo en el que estoy ahora. Día a día vamos fabricando nuestro presente que será el futuro de mañana.

La suerte está echada, llevamos una semana en este barco, que aunque es grande se queda pequeño. Según las informaciones que nos han dado en una semana más o menos estaremos en las costas de Quin Nhon. No tengo ni idea de en que punto del océano pacífico nos encontramos.

La moral es alta, todos estamos deseando entrar en combate. No entendemos como nuestros compañeros todavía no han aplastado a esos enanos amarillos. Espero que mi futuro en Vietnam sea rápido y limpio pero como he dicho antes nuestro futuro es imperfecto.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Viaje a Vietnam.

11/09/1967

La linea que separa la pena y la alegría es muy delgada. Lo mismo pasa al revés. Muchas emociones en un mismo día me han invadido. Las escasas horas que nos dejaron para estar con nuestros familiares han llegado a su fin. El reencuentro ha sido muy emotivo, sonrisas y lágrimas dibujaban mi rostro y el de mis padres y hermanos. Las despedidas siempre son difíciles pero esta en especial se hace más dura por la gravedad de mi situación. Me voy a Vietnam. La pesada sombra de la muerte estará detrás mía durante 365 días.

El trayecto desde el hotel hasta Fort Lewis lo hicimos en un inusual y extraño silencio. El autobús espera. Todos los soldados se despiden de sus familiares. Es hora de subirse. De pronto Alan me da una pequeña caja y me dice: -Travis, esto es un regalo de Austin y mio, te dará suerte, pero tienes que prometerme que no lo abrirás hasta que no estés en Vietnam. Te lo prometo- dije yo. -Suerte hijo, ten cuidado. Cuídate mucho Travis, te quiero. Estas fueron las últimas palabras de mis padres.

Cameron y yo nos subimos al autobús, las últimas miradas y gestos entre mis padres y hermanos. Mi primo en un momento determinado dijo: Travis, ni se te ocurra llorar, tienes que ser fuerte, como yo. Cameron hizo que sonriera por primera vez.  

El autobús empieza a rodar, nuestro destino el puerto de Tacoma, donde nos espera un barco que nos llevará a Qui Nhon, en Vietnam.  A nuestra llegada al puerto varios autobuses estaban descargando soldados llegados desde otros fuertes cercanos a Washington. 


-¡Vaya! menudo barco exclamó Cameron. Si, es grandísimo. Era la primera vez que veia un barco tan grande de cerca. Era el USNS General Walker. Un barco que transportará más de 4500 soldados a la guerra de Vietnam.

Por delante nos quedan 16 días de viaje hasta llegar al sudeste asiático. Nos marchamos de un país donde empiezan a no querernos para ir a un país donde seguro no nos quieren.

Va a ser un viaje entretenido. Ya lo creo.




viernes, 6 de septiembre de 2013

Saludando a la bandera.

06/09/1967 

El gran día. La ceremonia de graduación, es el último paso antes de irnos a Vietnam. ¡Como pasa el tiempo!. Estos dos meses se me han pasado rapidísimos. La noche pasada fue difícil conciliar el sueño. Los nervios me lo impidieron. En este día todo tiene que salir bien, nada puede fallar. Es nuestro día. Hace unos días pude hablar con mi madre. Me dijo que harían todo lo posible por estar ahí. Para mí es tan importante.

Aparte de ser hoy la ceremonia de graduación, es también el último día en Fort Lewis, el sitio que para bien o para mal nos ha acogido durante estos dos meses. Poco tiempo tenemos para estar con nuestros familiares. Mañana por la tarde nos tenemos que presentar otra vez en este sitio para irnos a Vietnam. Cogeremos un avión hasta Da nang y desde allí a Pleiku. Será un viaje muy largo. Estamos a horas de meternos en esta guerra por la que tanto nos hemos estado entrenando. Pero será otra historia porque lo que toca hoy es saludar a la bandera de manera especial.

Eran cerca de las cinco de la mañana cuando ya tenia los ojos abiertos como platos. El tumulto y murmullo del barracón hacía evidente que hoy no iba a ser un día normal. Se encienden las luces media hora antes de lo habitual. Comenzamos a vestirnos. Hoy estrenamos uniforme nuevo. El Sargento Galizia hace acto de aparición y a la voz de a la ¡puta carrera! nos da los buenos días. Rápidamente vaciamos todas nuestras taquillas y las metemos en nuestro petate. No tiene que quedar nada. Dejaremos este barracón vacío de momento en cinco días estará ocupado de nuevo por otros chicos como nosotros y así sucesivamente hasta que esta guerra pare.

Sentados sobre nuestros petates recién desayunados y vestidos de bonito esperamos la orden de formar para irnos a la esplanada que se encuentra como a 500 metros de nuestros barracones. El Sargento se acerca, todos de repente nos levantamos. 

-¡A formar! El Sargento se quedó unos segundos observándonos. Bien nenas, hoy es vuestro gran día. Habéis hecho un gran esfuerzo para llegar hasta aquí. Mi mayor deseo es que volváis todos a casa pero os mentiría si os dijera que todos volveréis vivos. Algunos de vosotros no lo logrará, tendréis que vivir con ello. Hay que aceptar la muerte como parte de la vida-. Todos nos miramos. 

Seguidamente continuó diciendo:-Hemos estado ensayando este día durante las 3 últimas semanas. No quiero ningún jodido fallo. Si hacéis cualquier cagada, estaréis comiendo mierda a base de bien durante un año porque gracias a mi ayuda os putearan un poco más en Vietnam y creerme va en serio capullos-.

¿Está claro?  ¡Sí, señor!

No hay vuelta atrás allá vamos.  Una gran emoción me invade. Todos los chicos alardean de como les queda el uniforme. Estamos contentos, hoy veremos a nuestras familias, novias después de dos meses sin ver a nadie del exterior. Nos dirigimos a la gran explanada. De camino intento observar si veo a mi familia pero es imposible hay mucha gente y no puedo girar la cabeza totalmente.
A nuestra llegada al punto de inicio se nos unen otros chicos que también se gradúan hoy. La banda del ejercito toca el himno de nuestra gran nación. Escuchar tu himno es muy emocionante.

Empezamos a desfilar, intento de nuevo la búsqueda de mi familia, Cameron que está detrás mio me pregunta si veo a alguien, pero la búsqueda es infructuosa. El acto está saliendo bien, ahora el General Troiyun pronunciará unas palabras.

-Hoy, es un gran día, es el día en el que estos soldados pasan a ser oficialmente Marines. Estos Marines, empezarán un nuevo ciclo que marcará sus vidas para siempre. Irán a Vietnam a combatir hoy para que Vietnam pueda vivir en paz mañana. Estados Unidos esta viviendo unos tiempos difícil, pero juntos saldremos adelante. El pueblo americano os quiere y os apoya, no estáis solos. Os deseamos de todo corazón que tengáis suerte y que volváis a casa pronto. ¡Rompan filas!-

En este momento todos corrían donde estaban sus familiares.Tras unos minutos de confusión miré y miré pero no conseguía encontrar a mi familia. De repente Cameron dijo: -¡Travis mira, ahí vienen! Sí, mis hermanos venían corriendo, detrás, mis padres. -¡Oh, Travis, hijo!. dijo mi madre. Los cinco nos juntamos en un intenso y emocionante abrazo. A mis padres se les caían las lágrimas de alegría. Cameron también estaba envuelto en un efusivo abrazo.

Hoy ha sido un día emocionante, un día que no olvidaré nunca. Quizá el mejor día de mi vida. 



martes, 3 de septiembre de 2013

Música para reflexionar.

03/09/1967

Aquí estoy debajo de un árbol, tumbado. Con un calor infrahumano que nos tuesta hasta los hígados. Nunca me imaginé que diría esto pero, ¡como echo de menos los inviernos de Utah!. Acabamos de comer. Hemos hecho el último ensayo del acto de graduación. Tenemos aproximadamente una hora de descanso. En el fuerte han tenido el detalle de ponernos música  y de la buena. Mientras suena me relajo escuchandola.