miércoles, 22 de enero de 2014

La enfermería.

22/01/1968

Entre dos soldados norvietnamitas me llevan en volandas hasta un cuarto mugriento, en donde hay una camilla en medio de la habitación.  Me tumban en la camilla cierran la puerta con lo que parecía ser el ruido de unas cadenas y se van. Mi herida no paraba de sangrar, intentaba contener la sangre con mi mano temblorosa. Un vistazo rápido alrededor y veía como un especie de armario de madera desconchado y dentro habían unos botes de medicamentos, gasas y algunas vendas. En el suelo había sangre. La sangre era de varios días, de un tono marrón oscuro.

Se acerca alguien, coge las cadenas y abre la puerta. Entra un hombre de aspecto demacrado, bastante delgado. Va hacia mi, se acerca, me quita la mano de la herida y en un inglés bastante deficiente pero que se podía entender me dice -"tienes una herida bastante fea, intentaré hacer lo que pueda" fue al armario y cogió un bote blanco, lo acercó a la herida y me dijo "esto te va a doler, te voy a poner alcohol puro en la herida así que toma esta gasa y metetela en la boca"

En estos últimos días había experimentado todo tipo de dolores, pero este iba a ser un tipo de dolor bastante peor que los anteriores. Oprimió el bote dejándo salir el alcohol impactando en la herida. Chillé y lloré de dolor. "Esto te desinfectara la herida" también me echó alcohol por la herida que tenía en la cabeza y me vendo.

Creo que tengo algunas costillas rotas y el brazo roto le dije a aquel medico, el me palpó la parte de las costillas y me dijo: -"tienes dos costillas rotas, pero yo no puedo hacer nada, no tengo el equipo necesario para operar y el brazo lo único que puedo hacer es ponerte un poco de tela atatada al cuello para que lo tengas en posición horizontal. Es poco usual ver a un soldado americano aquí. Parece que el general ha sido benevolente contigo, aunque morirás igualmente"

Momentos después los soldados norvietnamitas del principio vinieron otra vez y me trasladaron a otra celda, pero esta vez con prisioneros vietnamitas.

Pensé que si no me moría por mis heridas moriría de hambre o si no a manos de estos vietnamitas, pero estaba claro de que iba a morir.













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