miércoles, 4 de diciembre de 2013

Valle de Le Drang.

04/12/1967

En los últimos días se ha detectado mucha actividad norvietnamita en el valle de le Drang. Un valle en el que hace 2 años ya hubo bastantes conflictos con el Vietcong. Pues parece ser que ahora podría volver a repetirse la historia. El conflicto en esta ocasión está en Ia Púch, a unos 30 km del valle. Allí un grupo de 9 marines, están intentando construir una especie de base para controlar parte del valle. Por desgracia el Vietcong no lo pondrá fácil, para ello ha empezado una guerrilla que puede ir a más.

Camino a La Drang, mi nerviosismo es máximo. De nuevo estamos en el aire, sin saber lo que ocurrirá. El artillero que está a mi derecha se muestra bastante exaltado ya que acaba de realizar un viaje por esa zona. El Vietcong está muy activo, lleva 3 semanas no cediendo ni un palmo de su territorio, dijo Max Trew un veterano de esta guerra que ahora hace funciones de artillero.

Estamos cerca de la zona del conflicto una columna de humo nos avisa de donde están nuestros compañeros. La cosa se pone fea, el momento de descender es cuando más peligro corremos. El helicóptero inicia el descenso. El vietcong no lo pone fácil. Trew empezó a disparar de manera insistente. Oía como los proyectiles impactaban sobre el helicóptero. En un momento determinado Trew es herido en el brazo, pierde el equilibrio y cae al vacío. Los 6 marines que estábamos dentro nos agachamos e intentamos disparar. No podía ver nada, no podía disparar a ningún objetivo.

Roimwer le gritó al piloto que descendiera de una jodida vez. Era muy fácil decirlo estábamos metidos en medio de una guerrilla y no era fácil manejar el helicóptero. Por fin descendió. Al salir busqué un sitio donde resguardarme, al mismo tiempo escuché una explosión tremenda. Era otro helicóptero, había sido alcanzado y se había estrellado con 7 marines abordo. ¡Dios mio que desastre!

De los 3 helicópteros que fuimos en ayuda de nuestros compañeros sólo quedábamos 2. No podíamos hacer nada por el helicóptero estrellado. Se me acumulaba el trabajo a mi y a mis compañeros. No podíamos apagar el fuego y protegernos a la vez. Tenía que estar pendiente de mí e intentar que no me mataran. 

El vietcong al igual que nosotros estaban tumbados en el suelo. Se me ocurrió en un momento determinado tirar una granada. Nunca había tirado una, salvo en el entrenamiento básico. Tiré de la anilla y.... que sea lo que Dios quiera. Al hacer explosión vi trozos de partes del cuerpo que saltaban por los aires. Otra granada fue lanzada por uno de mis compañeros y volvió hacer diana. El intercambio de disparos era constante. 

El teniente que tenía que estar al mando estaba muerto en aquel helicóptero envuelto en llamas. Nuestra única misión era sobrevivir. Al cabo de hora y media los disparos por parte del Vietcong empezaron a disminuir, señal de que se estaban retirando. Llegó el punto en el que fuego cesó. Tras unos interminables 15 minutos salimos a comprobar que no quedaba ningún Vietcong por la zona.

Todo estaba en calma. Tanto los cadáveres del Vietcong como de nuestros compañeros yacían en el suelo. 10 minutos después vinieron 2 helicópteros médicos con más refuerzos.

De los 9 marines que inicialmente estaban en la base sólo han sobrevivido 2 y de los 3 helicópteros que inicialmente se dirigieron hacia Ia Púch uno de ellos fue abatido con 7 marines abordo muertos incluido el Teniente Kuminger, aparte del artillero Trew que viajaba en el mismo helicóptero que yo. Las bajas vietnamitas fueron 17.

Esta vez habíamos ganado algo más de terreno a costa de 16 compañeros muertos, un precio muy alto incluso en esta guerra.

El Vietcong no dejará que nos quedemos aquí por mucho tiempo así que habrá que reforzar la zona, pero eso será mañana.




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